Anímate a leer a Rosa Montero. Una de las voces más comprometidas con los derechos de la mujer.

La periodista española Rosa Montero escribió su primer libro en 1979, “Crónica del desamor”, en plena transición a la democracia, en medio de un entorno convulso y solo un año después de promulgada la Constitución que reconocía la igualdad entre hombres y mujeres.

Yo lo considero un reportaje literario clave para entender la realidad de una generación de mujeres que de pronto se sintió libre y poderosa y no supo cómo marcar límites. La voz narradora de esta obra es la de Ana, una madre soltera que intenta compaginar el cuidado de su hijo con su trabajo de redactora en una revista y aprovechar la vida nocturna que le ofrece el nuevo Madrid. Rosa Montero plantea todos los aspectos defendidos por el movimiento feminista español: el respeto a la maternidad fuera del matrimonio, el acoso sexual en el trabajo, la violencia doméstica, la práctica de abortos clandestinos y su legalización, entre otros. Temas que en realidad la periodista ya venía abordando en sus columnas y artículos de El País.

Precisamente, en 1995, Montero reúne en un volumen las biografías de mujeres publicadas en el suplemento dominical de El País para escribir Historias de mujeres. “Son historias de mujeres singulares a las que intenté entender. Las hay generosas y las hay malvadas, cobardes o valientes, turbulentas o tímidas; todas son, eso sí, muy originales y algunas resultan pasmosas por lo extraordinario de sus peripecias. Pero creo que, por muy raras que parezcan, siempre podemos reconocernos en ellas. Y es que cada uno de nosotros encierra dentro de sí todas las vidas”, explica Montero en su libro.

En todas sus obras, Rosa Montero aborda cuestiones existenciales que afectan al ser humano, como los trastornos psicológicos, la locura, la soledad, el desdoblamiento, el amor, el desamor, el paso del tiempo o la muerte. La muerte, sobre todo, un tema esencial en su literatura.

En “La ridícula idea de no volver a verte” –sin duda uno de mis favoritos­–, habla precisamente de este tema y se basa en el diario que Marie Curie comenzó tras la muerte de su esposo, el también científico Pierre Curie quien resbaló y cayó delante de un carruaje de mercancías, los caballos lo sortearon pero una de las ruedas traseras le reventó el cráneo. Murió en el acto. Marie Curie escribe:

Entro en el salón. Me dicen: Ha muerto. ¿Acaso puede una comprender tales palabras? Pierre ha muerto , él, a quien sin embargo había visto marcharse por la mañana, él, a quien esperaba estrechar entre mis brazos esa tarde, ya solo lo volveré a ver muerto y se acabó, para siempre.

A veces tengo la idea ridícula de que todo esto es una ilusión y que vas a volver. ¿No tuve ayer, al oír cerrarse la puerta, la idea absurda de que eras tú?

Al hilo de la narración de la vida de Marie Curie a partir de su viudez, Rosa Montero comparte sus sentimientos después de perder a su marido. Después de la muerte de Pablo yo también me descubrí  durante semanas pensando: “A ver si deja ya de hacer el tonto y regresa de una vez”.

Pero no todo es duelo en este libro, nos enteramos de la vida amorosa, de los sueños y de la magnitud profesional de Madame Curie, la única persona en recibir el Premio Nobel en dos diferentes categorías de las Ciencias, “…una absoluta rareza en una época en la que a las mujeres no les estaba permitido casi nada”, dice Montero en su libro. Y también nos habla de cómo se las arreglaba para no descuidar sus obligaciones en el hogar, atender al marido y a sus dos hijas pequeñas, estudiar dos licenciaturas y un doctorado en La Sorbona mientras trabajaba incansablemente con Pierre en el laboratorio.

Y qué decir de El peligro de estar cuerda? Aquí, Rosa Montero nos habla de la vida de grandes figuras de las artes y sus crisis mentales asociadas con su trabajo creativo. La extraordinaria poeta y novelista estadounidense Sylvia Plath escribió: “Tal vez un día llegaré a casa a rastras, abatida, derrotada, pero no mientras mi corazón pueda crear relatos y mi dolor, belleza”. Lo cual no impidió que se suicidara a los 30 años.

De Virginia Woolf nos enteramos de que sufrió su primera crisis mental a los trece años cuando iba caminando por un sendero y se topó con un pequeño charco: “Por alguna razón que fui incapaz de averiguar, todo de repente fue irreal y quedé en suspenso, no podía saltar el charco… el mundo entero se volvió irreal”. Virginia habitaba en el penoso territorio de la psicosis, fue internada repetidas veces y otras tantas intentó suicidarse.

En este ensayo literario, Montero también comparte los ataques de pánico que ella misma sufrió entre los 17 y los 30 años. Explica que la primera vez que le sucedió estaba en su casa: “La habitación empezó a alejarse de mí, el mundo entero se achicó y se marchó al otro lado de un túnel negro, como si yo estuviera mirando la realidad a través de un telescopio. Y junto con la anomalía visual llegó el terror, una ola de pánico indecible, un miedo puro y duro de una intensidad que jamás había experimentado antes y que además no tenía ninguna causa aparente… El cuerpo me temblaba con violencia y los dientes castañeaban, y para colmo unos segundos después se sumó otro miedo, este sí ya con causa: el convencimiento de estar loca”. 

El peligro de estar cuerda es el resultado de una investigación exhaustiva en la que Rosa Montero se adentra en las biografías de reconocidos poetas, escritores, compositores y otros artistas admirados por su creatividad pero relegados a vivir en las sombras de la depresión, la paranoia, el alcoholismo, e incluso el abuso sexual, con un énfasis en las mujeres por las injusticias a las que han sido sometidas a lo largo de la historia.

“El escabroso y subterráneo tema de los abusos incestuosos aparece como un río Aqueronte que va asomando su líquida cabeza en las biografías de algunas mujeres escritoras con graves problemas psíquicos”. Y agrega que en el caso de Emily Dickinson todos los indicios apuntan a que sufrió incesto de niña por parte de su padre Edward y de su hermano Austin.

 Y Clara Schuman –compositora y pianista cuyas melodías interpretaba como suyas su marido Robert Schuman–, “tenía un talento musical colosal pero estaba atrapada en su papel secundario de esposa y madre”. Tuvo 8 hijos y cuidó del marido hasta su muerte en un psiquiátrico. Pero lo peor es que, asegura Rosa Montero, el machismo le impidió el consuelo de la creación “Alguna vez pensé que tenía talento creativo pero he renunciado a esa idea. Una mujer no debe desear componer”.

En el libro encontramos una gran cantidad de entrevistas con médicos especialistas y una extraordinaria bibliografía sobre el tema.

Rosa Montero obtuvo el Premio Nacional de las Letras Españolas en 2017.

Una gran selección de sus libros forma parte de nuestra colección.