Ciudades de literatura UNESCO. ¿Cuántas conoces?

Me gusta comprar libros en mis viajes. Recorrer librerías nuevas y anticuarias, ferias y bibliotecas se ha convertido en el mejor pasatiempo de los últimos años. Y no porque me considere una intelectual, ni siquiera creo pasar por una mujer culta, es simplemente que los libros apilados, viejos y recién impresos, me producen un gran placer. La posibilidad de encontrarme con una vieja edición de Emilia Pardo Bazán en España me entusiasma tanto como el descubrir nuevos autores latinoamericanos que están ganando terreno en Europa y el resto del mundo, tales como Fernanda Melchor, Eduardo Halfón o Mariana Enríquez por solo mencionar algunos.

La lectura, además, es una excelente alternativa en tiempos convulsos, prefiero hurgar en mi mesa de noche antes que ver las noticias en televisión. Tal vez por ello la UNESCO insiste en proteger la propiedad cultural, tanto en tiempos de paz como durante una guerra.

“En un conflicto armado o en una situación de desastre, la cultura se encuentra especialmente en peligro, debido a su vulnerabilidad inherente y a su enorme valor simbólico. Al mismo tiempo, la cultura es un factor que impulsa la recuperación, fortaleciendo la resiliencia de la comunidad”, asegura la UNESCO en su página web.

Con este propósito la UNESCO inició, en 2004, un proceso para designar Ciudades de la Literatura a aquellas que cumplen con ciertos criterios de selección, como por ejemplo, la calidad, cantidad y diversidad de publicaciones y la existencia de librerías, bibliotecas, centros culturales, eventos y ferias que ayuden a preservar y promover tanto la literatura local como la extranjera.

Edimburgo fue la primera Ciudad de Literatura de la UNESCO. La capital de Escocia tiene en la actualidad una población de alrededor de medio millón de habitantes y organiza el festival de libros más grande del mundo con la participación de más de 800 escritores de varios países. También cuenta con más de 50 librerías, el Museo de Escritores, el Centro Escocés de Contadores de Cuentos, la Biblioteca Nacional de Escocia y la Biblioteca de Poesía Escocesa. Además es la única ciudad en el mundo que ha dedicado un monumento de más de 60 metros de altura a uno de sus más famosos escritores, Sir Walter Scott. Por cierto, el nombre de la novela de este autor “Waverley” es el nombre de una estación de tren.

Hoy en día ya suman cincuenta y tres las ciudades con el sello de Literatura UNESCO en todo el mundo. En América, solamente hay cinco: Quebec, Iowa, Seattle, Río de Janeiro y Montevideo.

En mi búsqueda de escritores escoceses me topé con un libro editado por la UNAM en español: “Antología de escritores escoceses contemporáneos”, selección y prólogo de Roberto Bravo y traducción de Mario Murguía.

El prólogo es de lo más interesante pues plantea la situación social, política y cultural de los escoceses en las obras de autores como Alasdair Gray y Janice Galloway: “Los escoceses antes que británicos son de Escocia, y es fácil deducir esto en su literatura cuando añaden expresivi­dad poética y armonizan lo sublime de la experiencia vital con la riqueza y el color de un lenguaje propio; el sentir, el pensar, el percibir e imaginar, es transmitido con un registro lingüístico que capta la multiplicidad de significaciones y to­nos intermedios que se usan en su comunidad para compren­der la vida. Pensar y sentir es una misma cosa para ellos”, comenta el autor del prólogo.

Aquí está el enlace del prólogo por si te interesa leerlo completo, y desde luego, me daré a la tarea de conseguir el libro en mi próximo viaje a México.

https://www.libros.unam.mx/digital/V9/19.pdf